Los esoteristas y los historiadores han intentado conocer, desde siempre, el origen de las cartas del Tarot, de ello hemos hablado en otras ocasiones, pero no han conseguido ponerse de acuerdo. 
Algunos hablan de que ya en el Antiguo Egipto se conocían los juegos de cartas que servían para predecir el futuro, también se dice que los gitanos procedentes de la India habrían transportado con ellos algunos mazos de cartas adivinatorias hasta las fronteras europeas. Sea como sea lo cierto es que las búsquedas arqueológicas no han podido todavía confirmar ninguna de estas hipótesis, y no se sabe nada del origen más remoto de este popular arte adivinatorio.
Pero lo que sí se ha confirmado es que los historiadores han encontrado restos de antiguos juegos adivinatorios que datan desde Cicerón. 
Tenemos además constancia y alguna carta de los Tarots iluminados de Visconti y Carlos VI de Francia, y a lo largo de la historia existe una extensa literatura sobre los juegos de cartas adivinatorios.
Existe ahora una reciente hipótesis que acerca el Tarot a una antigua iconografía romana ligada al culto a Baco, equivalente del dios griego Dionisio, y a sus rituales iniciáticos.
Sea cual sea su origen real, el Tarot ha evolucionado a lo largo de los siglos, e incluso llegó a ser adaptado por la Iglesia, para relatar a los fieles las historias de la religión.
