Ya os hemos comentado alguna vez el tema del tarot de los ángeles y de lo útil que resulta para resolver cuestiones directas y concisas, ya que en sus cartas además de la ilustración aparece siempre una frase o dicho que nos inclina en el camino. Ahora pues hablaremos de qué o cómo consideramos a los ángeles.
Los ángeles son identidades divinas que encauzan la energía celestial para resolver los conflictos del universo. Ellos protegen nuestra energía espiritual, nos alertan en momentos de peligro siempre y nos acompañan para concretar nuestros potenciales en todos los niveles. Tienen la facultad de expandir el espíritu de la vida y renovar lo que tocan. Adoptan diferentes formas para presentarse ante nosotros cuando así lo necesitamos.
Existe en concreto una leyenda que nos cuenta que al nacer, un ángel coloca un dedo sobre nuestros labios y nos dice: Calla no digas lo que sabes. Al parecer, esta es el motivo por el que tenemos una hendidura en el labio superior. Esto, también nos hace olvidar de dónde venimos.
Existen distintos ángeles, según el elemento que les fue asignado para extraer su energía, son:
Ángeles de fuego: nivel espiritual o energético, su color es el rojo. Ellos son los portadores del fuego de la acción, el trabajo, la labor, todo aquello que nos movilice.
Ángeles de tierra: nivel físico o concreto, su color es el verde. Ellos fecundan, dan forma, resistencia y hacen realidad a nuestros anhelos. Traen fortunas y abundancia.
Ángeles de aire: nivel mental o de inspiración, su color es el amarillo. Anuncian cambios, transformaciones, son ángeles de alegría, ligereza, liviandad, inteligencia y movimiento.
Ángeles de Agua: nivel emocional o sentimental, su color es el azul. Son ángeles de serenidad, paz, armonía y protección. Ellos anuncian que es momento de higienizar, refrescar y atender a nuestros sentimientos.
Los ángeles nos ayudan a extraer la energía de los problemas y enviarla en la dirección conveniente y su consulta a través de sus cartas es un maravilloso canal de comunicación.
Fuente: Tarot las tres fuentes